Año y medio después del estallido de las hipotecas de alto riesgo, el mercado interbancario sigue sin funcionar y no llega a las empresas y los ciudadanos la enorme liquidez que las autoridades centrales han proporcionado a las entidades financieras. En la literatura económica internacional, básicamente conservadora, se empieza a repetir una idea hasta ahora impronunciable: aquello que no pueda quebrar por motivos de sanidad y supervivencia del sistema económico debe ser público, máxime si no cumple con las funciones para lo que existe. Mientras tanto, el Banco Central Europeo decidió en su última reunión penalizar a los bancos que no prestan el dinero que se les proporciona, rebajando el tipo al que se remuneran los depósitos sobrantes. La autoridad monetaria mete presión a la banca para que movilice la liquidez que le presta a cambio de todo tipo de activos, de calidad y tóxicos.
Més que comprar empreses, apropiem-nos-les
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